martes, 7 de diciembre de 2010

AUDIO DE LAS CLASES DE 2010

Aquí les envio los enlaces a los audios de las clases de todo el cuatrimestre. En las tres comisiones repetí en cada semana la misma clase y en cada semana elegí la que mejor se puede escuchar, por eso no son las clases que di en una sola comisión. Cuando les aparecen los enlaces cortados les recomiendo que los peguen enteros en la barra de direcciones en cualquier página WEB.

clase 01 - 18-08 tm - PSC.mp3

http://dl.dropbox.com/u/14908336/clase%2001%20-%2018-08%20tm%20-%20PSC.mp3

clase 02 - 25-08 tm - SALUD.mp3

http://dl.dropbox.com/u/14908336/clase%2002%20-%2025-08%20tm%20-%20SALUD.mp3

clase 03 - 03-09 - R-I-S.mp3

http://dl.dropbox.com/u/14908336/clase%2003%20-%2003-09%20-%20R-I-S.mp3

Clase 04 - 08-09 tn - pulsiones.mp3

http://dl.dropbox.com/u/14908336/Clase%2004%20-%2008-09%20tn%20-%20pulsiones.mp3

clase 05 - 17-09 - sexualidad.mp4

http://dl.dropbox.com/u/14908336/clase%2005%20-%2017-09%20-%20sexualidad.mp4

clase 06 A - 22-09 tm - poder.mp4

http://dl.dropbox.com/u/14908336/clase%2006%20A%20-%2022-09%20tm%20-%20poder.mp4

Clase 06 B - 22-09 tm - PODER CONTINUACIÓN.mp4

http://dl.dropbox.com/u/14908336/Clase%2006%20B%20-%2022-09%20tm%20-%20PODER%20CONTINUACI%C3%93N.mp4

clase 07 - 29-09 tm - SUJETO PRODUCTOR.mp3

http://dl.dropbox.com/u/14908336/clase%2007%20-%2029-09%20tm%20-%20SUJETO%20PRODUCTOR.mp3

clase 08 - 13-10 tm - SUBJETIVIDAD.mp3

http://dl.dropbox.com/u/14908336/clase%2008%20-%2013-10%20tm%20-%20SUBJETIVIDAD.mp3

Clase 09 A - 20-10 tm - separación comunidad sociedad.mp4

http://dl.dropbox.com/u/14908336/Clase%2009%20A%20-%2020-10%20tm%20-%20separaci%C3%B3n%20comunidad%20sociedad.mp4

Clase 09 B - 20-10 tm - continuación.mp4

http://dl.dropbox.com/u/14908336/Clase%2009%20B%20-%2020-10%20tm%20-%20continuaci%C3%B3n.mp4

Clase 10 A - 29-10 - fundamento del vínculo comunidad sociedad.mp4

http://dl.dropbox.com/u/14908336/Clase%2010%20A%20-%2029-10%20-%20fundamento%20del%20v%C3%ADnculo%20comunidad%20sociedad.mp4

Clase 10 B - 29-10 - continuación.mp4

http://dl.dropbox.com/u/14908336/Clase%2010%20B%20%20-%2029-10%20-%20continuaci%C3%B3n.mp4

Clase 11 A - 05-11 - agresión.mp4

http://dl.dropbox.com/u/14908336/Clase%2011%20A%20-%2005-11%20-%20agresi%C3%B3n.mp4

Clase 11 B 05-11 - continuación.mp4

http://dl.dropbox.com/u/14908336/Clase%2011%20B%2005-11%20-%20continuaci%C3%B3n.mp4

Clase 12 A 10-11 - agresión - hospitalidad.mp4

http://dl.dropbox.com/u/14908336/Clase%2012%20A%2010-11%20-%20agresi%C3%B3n%20-%20hospitalidad.mp4

Clase 12 B 10-11 - continuación.mp4

http://dl.dropbox.com/u/14908336/Clase%2012%20B%2010-11%20-%20continuaci%C3%B3n.mp4

Si tienen problemas para escuchar las clases avísenme y trato de resolverlo.

Gracias.

miércoles, 15 de septiembre de 2010

PSICOLOGÍA SOCIAL COMUNITARIA
CLASE 2
EL CONCEPTO DE SALUD

PROFESOR CARLOS ALBERTO PRADA

Me parece que en todo lo que vayamos haciendo de ahora en más, tenemos que tener la idea de salud, como en la brújula tenemos el norte. Paradójicamente, cuando yo hice la carrera de psicología, me encontré con que en la mayoría de las materias se daba por sobreentendido que ya todos sabíamos que es la salud. No había preguntas ni discusiones sobre ese asunto. Se hablaba de qué cosas son más saludables y qué cosas son menos sanas, en función de si sufrimos más o sufrimos menos. Pero yo no estoy muy seguro de que ese sea un buen parámetro. Si ante cualquier dolor recurrimos a la morfina, no vamos a sentir ningún dolor, pero no creo que por eso vayamos a estar más sanos. Sin embargo, cuando se alivia el dolor nos sentimos mejor que cuando nos duele. Entonces, me parece que necesitamos pensar un poco en el concepto de salud. Creo que nos va a ayudar pensar en ese concepto. Porque después todo lo que digamos en el sentido de lo que nos parece mejor y lo que nos parece peor, lo más sano y lo menos sano, va a tener que estar referido a ese concepto de salud al que hayamos llegado. Una de las cosas que a mí me preocupa es que pensemos que lo que define a la salud es el equilibrio. Si yo pregunto qué es la salud, en seguida aparece eso del estado de equilibrio entre el organismo y el medio ambiente. Esto es así porque en gran parte del mundo académico y hasta en la organización mundial de la salud se la define de esa manera. Yo no digo que todos estén equivocados, porque en una de esas el equivocado soy yo. Lo que yo les digo es que a mí no me sirve ese concepto. Cuando hablamos de salud mental, esa definición no me sirve. Puedo admitir, hasta por ahí no más, que sea un concepto aceptable para pensar en la salud biológica. Y acá empiezo a hacer una primera distinción. Para mí, no es lo mismo la salud biológica que la salud mental.
No creo que seamos esa unidad bio-psico-socio-espiritu-cultural, de la que se suele hablar. Si somos una unidad así, en todo caso, es una unidad constituida por un conjunto heterogéneo de cosas muy diferentes, a las que no se puede analizar con los mismos parámetros.
Por eso no me sirve definir la salud mental como se define la salud biológica. En la biología tal vez se pueda llegar a pensar en un equilibrio entre las tensiones que sufre el organismo, y las posibilidades que el medio le brinda para reducir esas tensiones. En esa interacción organismo medio, quizá se pueda lograr un equilibrio inestable, porque en el mejor de los casos, las necesidades se satisfacen en forma transitoria. Yo acepto esto en lo que se refiere a la biología, no lo he profundizado, pero aparenta ser razonable y no lo vamos a discutir ahora. Pero a nivel de la salud mental, eso del equilibrio no lo podemos dejar pasar. Empiezo con este tema porque aspiro a que cuando terminen de cursar esta materia, no sólo se acuerden de que yo dije que la salud no es el equilibrio, sino que además me ayuden a pensar en qué medida es una locura o es algo razonable plantearlo de esta manera.
Esto lo vamos a ir poniendo a prueba en función de otros conceptos que vamos a desarrollar.
Entonces, si la salud no es un equilibrio, ¿qué es la salud?
Una persona desequilibrada, ¿sería una persona sana? Si yo afirmara esto ya estaría en un discurso medio loco, medio desequilibrado. Para no correr el riesgo de que me internen, les prevengo que no se trata de que la salud sea el desequilibrio. Me parece que es una dicotomía falsa plantear la salud en términos de equilibrio o desequilibrio. No me sirven a mí esas categorías para pensar en la salud mental. Hay personas obsesivas que son muy equilibradas, exageradamente equilibradas, y no creo que eso sea saludable para estas personas. Porque si no, no entendería qué función cumple el síntoma.
Esta crítica al concepto de salud como un estado de equilibrio entre el organismo y el medio, no es algo que estoy inventando yo para confundirlos a ustedes. Son cosas que se vienen discutiendo y yo lo tomo de Georges Canguilhem que es un filósofo francés que ha escrito mucho sobre esto, en “Lo normal y lo patológico”, Buenos Aires, Siglo XXI, 1986 “El conocimiento de la vida”, Barcelona, Anagrama, 1976, entre otras obras.
Sandra Caponi es una doctora en lógica y filosofía de la ciencia, profesora en el departamento de salud pública de la Universidad federal de Santa Catarina, que escribió un trabajo muy completo sobre las ideas de Canguilhem acerca de este asunto.
“Canguilhem y el estatuto epistemológico del concepto de salud”
Canguilhem ya plantea la necesidad de cuestionar esas definiciones casi hegemónicas de la salud, para poder señalar cuáles son sus límites y sus dificultades. Esta problematización del concepto corriente acerca de la salud, tiene un objetivo fundamental que es llamarnos la atención sobre el hecho de que el ámbito de los enunciados, de lo discursivo, se entrecruza permanentemente con el ámbito institucional. Es por eso que la aceptación de un concepto va mucho más allá de un mero enunciado. La aceptación de un concepto implica determinado direccionamiento de las intervenciones sobre el cuerpo y la vida de los sujetos. Lo que también implica una redefinición de ese ámbito institucional que es el espacio donde se ejerce el control de la salud de los individuos.
Canguilhem refiriéndose a la normatividad dice que las normas visibles siempre son el producto de un poder regulador previo. Este me parece un concepto fundamental que no tenemos que perder de vista. En el pensamiento de Canguilhem la salud tiene mucho que ver con la anomalía. Porque la salud en el ser humano, según esta idea que les propongo, esta relacionada con la capacidad de crear. Y normalmente, nadie crea. Con esto quiero decir que el acto creativo siempre, de alguna manera y en alguna medida, implica una ruptura con la norma. O sea, se entiende como norma algo que está establecido, algo que es predecible. Hay normas que se deben cumplir y sólo se considera normal aquello que se adecua a esas normas. Normas que como ya vimos, son producidas por un poder regulador. Pero la capacidad creativa no se adecua a la norma, sino que produce cierta ruptura con la norma.
Entonces, decimos que la salud implica capacidad de crear y que la creación implica anomalía, por lo tanto, la salud implica anomalía.
Cuando hablamos de la capacidad de crear no nos referimos sólo a la capacidad creativa de los artistas. Es cierto que los artistas tienen una gran creatividad. Pero todos nosotros en la vida cotidiana, nos enfrentamos a cada paso con situaciones problemáticas. En cualquier momento aparece un problema que puede ser importante o intrascendente, pero que está fuera del repertorio de situaciones habituales para las que ya tenemos respuestas preparadas. Y en esos casos, tenemos que desarrollar cierta capacidad creativa para resolver estos tropiezos inesperados. La mayor plasticidad para generar nuevas respuestas es lo que caracteriza el concepto de salud mental que yo les propongo pensar. En cambio el equilibrio más bien tiene que ver con aferrarse a una rutina de respuestas preestablecidas. Desde este punto de vista, esas personas de las que decimos que tienen carácter muy fuerte, porque no ceden, porque nunca cambian de idea, podríamos decir que son enfermas. Muchas veces la persona tozuda, que no vacila, que no atiende razones, nos despierta simpatía y hasta admiración. Porque en general somos inseguros y nos sentimos bastante débiles ante la novedad. Ojo, que a veces la tozudez hace falta para luchar por un ideal, y yo no me estoy refiriendo a la tenacidad de los idealistas, sino a el empecinamiento porque sí, a la incapacidad para la autocrítica. Hablo de esas personas que cuando se les señalan sus errores, en lugar de proponerse reflexionar, zanjan la cuestión diciendo que siempre fueron así, y que no piensan cambiar. Ese tipo de actitudes es el que no me parece saludable.
Ustedes ya se estarán dando cuenta de que esta concepción de salud que estoy exponiendo es riesgosa. Caponi en el trabajo que mencioné, habla de un concepto de salud en Canguilhem, que tiene que ver con la apertura al riesgo. Donde el déficit de salud, tiene que ver con la restricción del margen de seguridad, o sea, con la limitación del poder de tolerancia y de compensación a las agresiones del medio ambiente.
Digo que la concepción de salud que les propongo es riesgosa, porque podría dar lugar a suponer que cualquier innovación es un signo de salud. Pero si se tratara de una innovación que consistiera en venir a la facultad en ropa interior, yo no diría que eso es un signo de buena salud. Es evidente que no cualquier innovación, no cualquier forma de romper con la norma puede considerarse saludable. Entonces, necesitamos ver qué tipo de anomalía y en qué casos, vamos a decir que es saludable. Tenemos que afinar un poco más la puntería para ver en qué nos podemos basar para distinguir cuáles innovaciones son saludables y cuáles no. Y aquí me parece que tenemos que empezar a hablar de qué concepto tenemos nosotros del ser humano.
Para esto yo casi siempre recurro a un concepto de Espinoza, un filósofo que sondeó en el alma humana de una manera maravillosa. Una de las cosas que él dice en el tratado de la ética, define la alegría, como la posibilidad que tiene el ser viviente de desarrollar sus potencialidades. Es decir que todo aquello que obstaculiza el desarrollo de las potencialidades del ser viviente, es contrario a la alegría, tiene que ver con la tristeza. En este sentido podemos hablar de alegría y de tristeza en todos los seres vivientes, no sólo en el ser humano. Ustedes habrán escuchado muchas veces a personas que aman las plantas, que cuando una plantita está linda, llena de flores, dicen que está contenta, que le gusta el lugar donde la pusieron, etcétera. Y cuando la ven un poco mustia, dicen que se puso triste, que no le gusta ese sitio y cosas por el estilo. Muchas veces parecen ingenuos estos comentarios. Y sin embargo, nosotros podemos decir lo mismo, hablando en términos de Espinoza. Esta es una definición de la alegría y de la tristeza, que tiene que ver con la vida en sí misma, por eso no se limita al ser humano, sino que es válida para todos los seres vivos. En ese sentido yo los invito a pensar que la anomalía que nosotros vamos a considerar saludable, es la anomalía que contribuya a la alegría.
El inventor de la picana eléctrica fue un tipo creativo, hizo una innovación, Pero, ¿contribuyó a la alegría? Espero que digan que no, porque de lo contrario, me daría mucha tristeza. Para profundizar en esta concepción de Espinoza pueden ver Giles Deleuze, Spinoza: filosofía práctica, Cuadernos íntimos 122, Barcelona, Tusquets Editores, 1984, 170 pp.
Entonces, creo que queda claro a qué me refiero cuando digo que no cualquier anomalía es saludable, que no cualquier desequilibrio contribuye a la alegría, . Pero insisto en afirmar que la armonía y el equilibrio perfectos, no pueden servir como parámetros para definir la salud mental.
Tenemos que ver por qué decimos que para llegar a la alegría hay que pasar por la anomalía de la creatividad. Antes quiero aclarar que no hablo del tipo de alegría que se busca en estímulos como el alcohol. Me refiero a la alegría de sentirnos reconocidos como creadores de una innovación que contribuye a la alegría de otros.
Para tratar de explicar por qué emparentamos a la alegría con la creatividad, antes tenemos que hablar de nuestra concepción acerca de cómo se constituye el sujeto, de cómo se constituye el ser humano. Y les propongo pensar que el ser humano se constituye fundamentalmente, en la relación con los otros. Y se constituye en tanto y en cuanto, es lenguaje. Fíjense que no digo que el ser humano tiene lenguaje, sino que digo que el ser humano es lenguaje. Porque no estoy hablando del lenguaje como instrumento. Hablo del lenguaje como condición sine qua non, para que el sujeto pueda desarrollarse como tal.
El lenguaje humano tiene una característica específica que lo diferencia de todos los demás lenguajes. Hay un lenguaje de las flores, un lenguaje de las abejas, un lenguaje de las computadoras, etcétera. Pero hay una cualidad del lenguaje humano, que no la tiene ninguno de esos lenguajes. Porque el humano, es el único lenguaje polisémico.
La polisemia se debe a la imprecisión y a la insuficiencia del lenguaje humano. Porque nuestro lenguaje no puede nombrar las cosas de un modo preciso, directo y sin ambigüedades. Siempre que escuchamos una palabra, además de escuchar, interpretamos. No somos receptores pasivos de los mensajes. Somos receptores, pero al mismo tiempo, somos interpretadores de esos mensajes. El lenguaje humano es siempre impreciso, es siempre insuficiente. Porque siempre es producido por más de un ser humano. Siempre involucra a más de un sujeto y por lo tanto, está sometido a diversas interpretaciones. El lenguaje consiste en una serie de pactos que hacemos entre nosotros para poder nombrar las cosas.
Ahora bien, todo lo que queremos nombrar, siempre está referido a algo que buscamos permanentemente a lo largo de nuestra vida. Ese algo, que siempre buscamos es el amor.
El amor, en tanto sensación de plenitud, en tanto sensación de completud. El amor, en tanto encuentro total con el otro.
Esta definición del amor, hace que entendamos que el amor es imposible.
¿Para qué buscarlo, entonces, si es imposible? Porque no buscarlo es patológico. Si no lo buscamos, no vivimos. No buscar el amor es negarse a la vida. No buscar el amor es negarse a la alegría.
Buscar el amor es buscar el encuentro con el otro. Dejar de buscar el encuentro con el otro, es dejar de vivir, es dejar de lado la alegría.
En la perversión no existe esta alegría de buscar el encuentro con el otro. En la perversión no está presente el goce que genera la ilusión de superar la soledad.
El perverso no busca encontrarse con el otro en el amor, sino que necesita reducir al otro a la condición de objeto de su goce. Para conseguir su goce, el perverso necesita suprimir en el otro la condición de ser humano. El torturador, no ve a un igual en el otro, sino que ve una amenaza. Para superar el miedo a esa amenaza, el torturador busca privar al otro de su condición de sujeto, y porque no lo consigue, sigue torturando.
El creador de la picana eléctrica, no busca encontrarse con el otro en el amor. En la perversión, el otro es una amenaza de aniquilación. Por eso en la perversión dominar al otro, sojuzgarlo, destruirlo, es condición de posibilidad, para el goce. En la perversión, en el lugar de la ilusión de encontrarme con el otro para superar la soledad, está el miedo de encontrarme de igual a igual con un otro en quien veo una amenaza para mi subsistencia. El goce en la perversión, la satisfacción posible, consiste en la ilusión de ponerme a salvo, de aislarme, de sentirme protegido de esa amenaza terrible que siento en el otro. De ahí la necesidad de buscar una posición dominante, de sentirme más poderoso que el otro, para creerme a salvo de esa amenaza. Es por todo eso que podemos decir que la anomalía y la creatividad que se dan en la perversión, no tienen que ver con la alegría ni con la salud.
La anomalía y la creatividad que podemos llamar saludables, son aquellas que propenden a posibilitar el encuentro con el otro.
Esto es así porque nosotros estamos constituidos fundamentalmente por el amor. Eso que Freud nombra como la primera huella mnémica, que él suponía que podría ser la teta de la madre, no es la teta, es el amor de la madre.
Ese amor es el que permite que la criatura pueda desarrollarse como sujeto deseante. Y se va a constituir como sujeto deseante, en tanto y en cuanto sienta que ese amor completo, es imposible. Porque si el bebé siente que es el complemento perfecto de la madre, no se puede desarrollar como sujeto. Acá nos encontramos con el famoso complejo de Edipo.
Hay algunas formas de interpretar el complejo de Edipo, que yo las considero como desviaciones que causan bastante perjuicio a nuestra posibilidad de comprender al ser humano. Hay muchas versiones del complejo de Edipo. Yo les voy a contar la que me parece más útil, la que me resulta más eficaz como herramienta para ayudarme a la comprensión del ser humano.
Una de las cosas que voy a tratar de discutir, es la asimilación de las funciones psíquicas con lo que son los roles. Me parece que es importante desligar los roles de las funciones psíquicas.
Porque hay una explicación simplificada que ha tenido mucha divulgación y está tan dogmatizada, que ya es un catecismo. Y creo que tenemos que despojarnos de ese molde para poder incorporar un concepto del Edipo que nos sea útil.
Ese cuentito anquilosado dice que el nene quiere hacer el amor con la madre, pero aparece el padre y se lo prohíbe, entonces el nene desea y se crea el Edipo. No es algo loco, no es descabellado, porque por ahí va la vía por donde Freud descubrió el tema. Pero para poder afirmar que este es un conflicto universal, que afecta a todo ser humano con independencia de su contexto cultural, tenemos que olvidarnos del rol de la mamá y del rol del papá. El sujeto deseante se constituye por el hecho de buscar la repetición de su primer encuentro con el amor. Ese primer encuentro con otro ser humano, en un amor perfecto, absoluto, que marca la primera huella mnémica. En el Edipo del cuento de psicoanálisis de bolsillo, ese primer encuentro de amor está simbolizado por la madre. La madre, en el cuento, es una metáfora de ese primer encuentro de amor perfecto. Todo ser humano busca reencontrarse con el amor de otro ser humano. Y el hecho de que no lo encuentre en totalidad, sino parcialmente, es lo que lo constituye como sujeto deseante. Y esa figura de la parcialidad del goce, está constituida por todo lo que tiene que ver con la cultura. Esa imposibilidad del goce perfecto, esa necesaria parcialidad del goce que posibilita el deseo, eso es a lo que llamamos la ley del no todo, o metáfora paterna. Así como el goce perfecto es la metáfora materna. O sea que si reemplazamos a la madre por el goce absoluto y al padre por la ley del no todo, también nos sale un sujeto deseante. Con esto les estoy diciendo que la función materna y la función paterna, no tienen por qué ser cumplidas por una madre biológica y un padre biológico. Aunque la cultura lo proponga así, es una aberración pretender que no puede ser de otra manera y que cualquier modificación de ese esquema conduce a situaciones patológicas. Esta es una discusión muy interesante que se dio en el debate por la ley del matrimonio gay. En la cabeza de mucha gente hay una gran confusión, en parte por apego a un modelo cultural y en parte por una divulgación empobrecida del psicoanálisis que resulta perjudicial. A muchos les cuesta entender que en una pareja del mismo sexo pueda haber un padre y una madre. Y se problematiza la presunta dificultad para distinguir quién va a cumplir qué rol. Todo esto se debe en gran parte, a que se habla demasiado del complejo de Edipo, pero se desconoce que en las parejas heterosexuales, no siempre es el padre el que cumple el rol de padre, y no siempre es la madre la que cumple el rol de madre. El hecho de que por ejemplo, la mamá venga a la facultad, de alguna manera introduce la función psíquica de la ley del no todo, que se supone propia del rol del padre. Cuando la mamá viene a la facultad le está diciendo a su bebé que, lo adora, pero que precisamente por eso, desea otras cosas. Y si desea otras cosas, es porque él no es todo para ella. O sea que lo priva del goce total, le impone la ley del no todo que le permite seguir deseando. ¿Queda bien claro esto? La mamá que estudia, aunque lo haga con el propósito de ser una buena madre, de poder darle lo mejor a su hijo, también manifiesta que desea cosas distintas, que quiere tener una carrera profesional, que quiere ser alguien significativo en la sociedad. Y esta manifestación del deseo de su mamá, le está haciendo saber al bebé que él no es todo para ella, o sea, que esa mamá está cumpliendo el rol paterno. Pero hay infinidad de ejemplos más. Los pediatras, cuando le dan indicaciones a la mamá, que el nene tiene que mamar cada tres horas, que si se despierta antes lo dejen llorar, que si sigue durmiendo lo despierten para que se acostumbre al horario, etcétera, cada pediatra tiene su librito, y le va a imponer al bebé alguna de las ideas que la cultura tiene instaladas como lo mejor para la crianza.
Todo lo que se le aplica al chico como norma cultural, venga de la abuela, del vecino o de la curandera, todo forma parte de la función paterna. Esto de que la función materna no tiene por qué encarnar en la madre ni la función paterna tiene por qué encarnar en el padre, está archi comprobado. En historia por ejemplo, es sabido que muchos príncipes no eran amamantados por sus madres. Para eso estaban las nodrizas o amas de cría. Y las leyes las aprendían de sus preceptores. En muchos casos conocían apenas a sus padres. Y ahora pasa lo mismo con los hijos de algunos magnates. El papá y la mamá siempre están de viaje o demasiado ocupados y a los bebés los crían los abuelos o el personal de servicio. Pero si esos bebés se desarrollan como sujetos deseantes es porque alguien hizo que se sintieran amados y alguien les hizo presente la ley del no todo. Porque sin esas funciones psíquicas no hay sujeto deseante. Sólo si nos hemos sentido amados vamos a buscar el encuentro con el otro, vamos a buscar la repetición de la experiencia de amor que nos marcó esa primera huella mnémica. Esta es la versión del complejo de Edipo que yo creo que les va a servir para comprender los sufrimientos humanos:
La mamá, no es la mamá, es la metáfora materna que representa el goce absoluto del primer encuentro con el amor, y su rol puede encarnar en cualquier sujeto varón o mujer; El papá, no es el papá, sino la metáfora paterna, que representa la ley del no todo, la imposibilidad de alcanzar el goce absoluto, y su rol puede encarnar en cualquier sujeto, varón o mujer; Y el nene, no es el nene que quiere acostarse con la mamá, es el deseo del goce absoluto, es el deseo de la felicidad, que la ley del no todo nos dice que es imposible, pero la seguimos buscando. Porque somos ese nene o nena que desea vivir, para repetir el encuentro con el amor. El deseo de repetición de ese encuentro con el amor, que nos marcó la primera huella mnémica.

domingo, 5 de septiembre de 2010

CLASE 1

PSICOLOGÍA SOCIAL COMUNITARIA 2010



CLASE 1

PROF. PRADA





Vamos a tratar de definir la diferencia entre psicología social a secas, y psicología social comunitaria.

No es una diferencia tajante, categórica, en la que ustedes se puedan plantar y decir: No, eso no es psicología social, porque la psicología social llega hasta acá y desde acá empieza la psicología social comunitaria. Hay una zona gris importante en lo que se refiere a ese límite.

Por eso es tan difícil definirlo y no todos los profesionales están de acuerdo en que esta diferencia realmente exista.

Pero nosotros creemos que esta diferenciación es útil para pensar determinada modalidad de aproximación a la temática social.

Por eso les propongo que pensemos en cómo surge la psicología social comunitaria. En Los Estados Unidos sería bastante difícil hacer esta diferenciación porque es casi lo mismo que la psicología social.

En cambio en Latinoamérica podemos reconocer características específicas de una psicología social comunitaria.

La historia de Latinoamérica le ha dado una impronta singular a esta disciplina.

Hay un proceso que empieza en los primeros años del siglo XX y tiene su apogeo en la década de los 50.

Y me parece que no podemos soslayar este proceso histórico porque ha tenido ciertas repercusiones en nuestra disciplina.

O sea que para diferenciar la psicología social de la psicología comunitaria es muy importante tener en cuenta nuestra historia.

En Latinoamérica hubo una serie de movimientos, de luchas populares.

Movimientos conducidos por líderes populistas que fueron creando en los pueblos la ilusión de conquistas sociales que se fueron plasmando en mayor o menor medida según los casos.

Estas conquistas tienden a mejorar la situación de los grupos tradicionalmente menos favorecidos en el reparto de bienes.

En algunos países las mejoras se concretan en forma bastante profunda y estable.

En otros lo hacen de un modo parcial y muchas veces efímero.

Pero generan expectativas en las clases populares que tienden a organizarse para seguir luchando por esas mejoras.

Me estoy refiriendo a a los movimientos liderados por Perón en Argentina, Getulio Vargas en Brasil, Pancho Villa, Emiliano Zapata y Lázaro Cárdenas en Méjico, Gaitán en Colombia, Villarroel y Paz Estensoro en Bolivia, Jacobo Árbens en Guatemala, Carlos Ibáñez en Chile, José Vatlle en Uruguay, Fidel Castro en Cuba, etcétera, etcétera.

Si ustedes googlean estos nombres van a ver que hay una gran diversidad en estos procesos pero todos tienen en común un reformismo tendiente una mayor igualdad de derechos y una distribución más equitativa de las riquezas. Más allá de las derrotas sufridas, estos procesos generan una inquietud, una esperanza de que es posible revelarse contra las injusticias, contra las imposiciones de los poderosos, y esto vuelve a emerger después de los períodos represivos.

No vamos a caer en la exageración de pretender que a partir de estos movimientos se alcanza la felicidad completa para todos.

Por supuesto que no es así, pero es innegable que muchos sectores populares que no tenían organizaciones políticas con las que se pudieran identificar, empiezan a tener partidos por los que se sienten representados.

Estos movimientos obligan a reconocer a una población que antes era ignorada desde el punto de vista de la política.

Los líderes que les mencioné al pasar, no tienen todos las mismas ideas, no se proponen reformas iguales, pero tienen en común el hecho de reconocer como una fuerza política a esas multitudes que hasta entonces estaban desconocidas, ignoradas por los políticos.

Después de estos procesos ya no se los puede ignorar. Hay que tenerlos en cuenta ya sea para satisfacer sus demandas, para tratar de seducirlos con promesas engañosas, o para planificar cómo sojuzgarlos.

Esta cuestión de no poder ignorar a los desposeídos provoca no sólo en Latinoamérica sino en el mundo lo que se da en llamar el estado del bienestar o estado paternalista. Estado del bienestar es un concepto de las ciencias políticas y económicas con el que se designa a una propuesta política o modelo general del Estado y de la organización social , según la cual el Estado debe proveer ciertos servicios o garantías sociales a la totalidad de los habitantes de un país.

O sea es una concepción del estado que intenta generar paliativos para corregir o compensar las desigualdades que se dan en la estructura capitalista.

El estado del bienestar tiene efectos importantísimos en las sociedades occidentales. Uno de esos efectos es el hecho de haber provocado en los sectores más postergados, más marginados de la población, la ilusión de que pueden participar. Estos sectores ya no van a renunciar a unas conquistas que asumen como derechos adquiridos una vez que han alcanzado mejoras considerables en su calidad de vida.

Acá en Argentina se puede discutir y se discute mucho acerca del peronismo. La mayoría de nosotros no tiene términos medios. Somos peronistas o somos gorilas.

Pero nadie niega que en ese período los trabajadores acceden a la educación, a la salud y otras condiciones de vida como nunca antes han disfrutado.

Se ven por primera vez hospitales públicos que además de buenos médicos cuentan con una hotelería de primera. Así se instala la idea de que los más desposeídos también tienen derecho a una buena calidad de vida y que es el estado, o sea la comunidad en forma solidaria, quien debe garantizar ese derecho.

Algunos sectores de la iglesia católica participan del apoyo a estas ideas. Con el concilio vaticano segundo que se desarrolla de 1962 a 1965, el papa Juan 23 se propone democratizar la iglesia. Quiere según sus propias palabras: “Abrir una ventana para que la iglesia pueda mirar hacia el pueblo y para que el pueblo pueda mirar hacia dentro de la iglesia.” Pero Juan 23 muere en 1963, a poco tiempo de comenzado el concilio. De todos modos, a partir de ahí, surge el movimiento de sacerdotes tercermundistas, curas que luchan a favor de los pobres y también afrontan las acciones represivas de los sectores que resisten estas políticas.

En Francia empieza en 1944 el movimiento de curas obreros que también se extiende a España.

Pero el movimiento de sacerdotes para el tercer mundo aquí en Latinoamérica llega a tener bastante fuerza. Intenta articular la renovación de la iglesia que surge del concilio vaticano segundo con una fuerte participación política y social. Son en su mayoría curas que actúan en villas miseria y barrios obreros y canalizan la acción social de la iglesia desde una postura cercana al peronismo de izquierda y por ende al marxismo. Aunque también se apoyan en las reformas del culto surgidas del concilio. Antes se dictaba misa en latín y de espaldas a los fieles porque se tenía el criterio de que el sacerdote le hablaba a dios en nombre del pueblo. El MSTM también tiene como referencia la encíclica populorum progressio del Papa Pablo VI.

En 1967 Helder Câmara, un obispo brasilero, lidera un grupo de 18 obispos de Latinoamérica, Asia y África que publica una proclama donde se denuncian las injusticias sociales que provoca el capitalismo y se declara que la iglesia debe actuar por todos los medios para corregir esa situación. En 1968 la CELAM, CONFERENCIA EPISCOPAL LATINOAMERICANA reunida en Medellín, produce un documento en ese mismo sentido. Estas proclamas tienen fuerte repercusión en Argentina donde se forma un MSTM, MOVIMIENTO DE SACERDOTES PARA EL TERCER MUNDO, que a fines de1968 nuclea a más de 200 curas y hay también unos cuantos obispos, como Jaime de Nevares, Enrique Angelelli, Alberto Devoto, Guillermo Bolatti, Vicente Zaspe, Jerónimo Podestá, Jorge Novak y Miguel Hezaine, que sin integrarse orgánicamente al MSTM, participan de esta preocupación por la justicia social y apoyan tácitamente el movimiento. La cúpula de la iglesia argentina se apresura a producir declaraciones condenatorias de la postura de estos curas tercermundistas. En 1973 hay un encuentro del MSTM donde se manifiestan profundas diferencias que debilitan la organización aunque el compromiso de estos curas con el trabajo social se mantiene activo. Después del concilio Vaticano segundo las misas ya no se hacen en latín, se hacen en el idioma local, en el idioma que hablan los feligreses, porque se considera que es fundamental que el pueblo entienda el contenido de la misa, que comprenda cabalmente el mensaje de esa comunicación con Dios. El sacerdote ya no da la misa de espaldas al pueblo. Porque es el intermediario, es el vocero del pueblo, pero el pueblo tiene derecho a entender las palabras del sacerdote.

Esto entraña un profundo cambio estructural en cuanto al modo de reconocimiento de lo que es el pueblo.

Este cambio surgido de la iglesia genera importantes repercusiones en todos los ámbitos sociales. Porque es innegable que en el mundo occidental la iglesia además de su peso político y económico, tiene desde el punto de vista simbólico, un gran ascendiente sobre la comunidad cristiana.

Estos cambios conceptuales en cuanto a la consideración de los derechos del pueblo, hacen que cuando por los vaivenes políticos se produce un retroceso de las conquistas sociales, los movimientos populares se radicalicen. Radicalizarse no quiere decir que todos se hacen del partido radical.

Lo que pasa es que cuando se empiezan a perder a pasos agigantados las mejoras del estado de bienestar, los sectores populares y sus organizaciones, luchan por conservar o recuperar esas conquistas. La lucha por sostener cierto nivel en su calidad de vida implica movimientos migratorios y movimientos de protesta que contribuyen al aumento de la conflictividad social. Se suele hablar de los movimientos migratorios como un fenómeno de fototropismo positivo. Se comparan las migraciones de los seres humanos con el comportamiento de los insectos que se sienten atraídos por un foco luminoso. Ustedes habrán visto alguna vez especialmente en el campo, que miles de insectos vienen a morir amontonados alrededor de un farol. Hay quienes creen que los hombres se sienten atraídos por las riquezas que se concentran en las grandes ciudades y por eso vienen a morir hacinados en los centros urbanos.

Pero yo creo que en general, la gente no emigra mientras encuentra condiciones favorables en su lugar de origen. Es bastante difícil que alguien se quiera ir de un lugar donde se siente bien.

Si bien existe esa atracción hacia el centro en el sentido de que los migrantes tratan de buscar mejores oportunidades, no se suelen ir hacia lugares más pobres, también es verdad que se tiene que dar cierta hostilidad en el lugar de origen , para que se provoque la migración. Hay situaciones de violencia social, cierre o merma drástica en las fuentes de trabajo, alto deterioro de los salarios, déficit de establecimientos educativos; y también violencia dentro de la familia. Que no necesariamente implica violencia física, sino que también resulta de deficiencias en las relaciones afectivas. Pero las grandes migraciones, las migraciones masivas, se dan por problemas que afectan a porciones importantes de la población.

Cuando las condiciones macroeconómicas hacen que determinadas producciones dejen de ser rentables, o por la sobreexplotación se extinguen los recursos de una región, los trabajadores se ven forzados a emigrar.

Y tienden a concentrarse en las zonas portuarias donde un desarrollo industrial insipiente parece ofrecer mejores perspectivas. Así surgen las villas miseria donde millones de trabajadores que ya no encuentran formas de subsistencia en el interior de las provincias vienen con sus familias con la esperanza de mejorar su situación.

Y ahí se produce una especie de caldo de cultivo para movimientos de lucha por recuperar los derechos perdidos. No es nada raro que esta población victimizada por la violencia de las leyes de la economía capitalista, estos trabajadores expulsados por el comportamiento implacable del mercado, en ciertos casos generen acciones que de algún modo , respondan con agresión a la agresión que los desplazó de su patria chica, despojándolos al mismo tiempo del empleo estable, de la vivienda digna, de los servicios de salud eficientes, de la seguridad de poder escolarizar a sus hijos y hasta de una alimentación suficiente.

Esta actitud de reclamar ante la pérdida de los derechos adquiridos se tradujo entre nosotros, en el movimiento por el regreso de Perón. En realidad lo que se trata de lograr no es que vuelva Perón, sino que vuelvan los derechos que se han ido perdiendo. Porque la gran mayoría de los trabajadores sufrió un cercenamiento muy drástico de sus derechos laborales y sociales. Toda esta situación provocó el interés de los estudiantes de psicología. Que empezaron a preguntarse, a querer entender qué pasa con esta gente que se amontona en las villas, en los asentamientos. Y surge como una rama de la psicología, el intento de visibilizar, de poner en discusión y provocar el debate , acerca del vínculo entre el sufrimiento de estos grupos de población y los condicionamientos socioeconómicos en los que se hallan inmersos estos grupos. Porque si bien es cierto que gran parte del sufrimiento de cada uno tiene muchos componentes singulares, relacionados con nuestra historia personal, también es verdad que todos esos contextos singulares, de alguna manera están inmersos en determinado entorno. Un entorno que muchas veces no se visualiza como el causante de nuestra problemática.

No digo causante a nivel de causa efecto, pero sí a nivel de condición de posibilidad.

Hay una serie de condiciones que posibilita determinados sufrimientos.

Y va a depender de nuestra capacidad para producir diferentes respuestas, que permanezcamos o no, sometidos a esos sufrimientos. Esta es una de las vertientes fundamentales que se tomó como el objetivo de la psicología social comunitaria.

Es decir, que la psicología social surgió como la necesidad de comprender al ser humano en contexto, en situación.

Acá en Argentina, uno de los primeros que descubrió las leyes del comportamiento del ser humano en situación, fue Pichon Riviere.

Él descubrió que hay ciertas leyes que se dan en el comportamiento del sujeto en determinada situación de grupo. Pichon Riviere estudió esto y describió mecanismos y roles que supongo que ustedes ya conocen, como el líder saboteador, el chivo expiatorio, la identificación positiva con el líder, etcétera, etcétera.

La psicología social empezó a desarrollarse en Argentina con Pichon Riviere, Ustedes habrán leído Los procesos grupales y la teoría del vínculo.

y a nivel internacional el primero que habló de psicología social, interaccionismo simbólico, de conductismo social, etcétera, fue George Mead.

Ustedes también supongo, que habrán leído algo de Curt Lewin y la teoría del campo. Eso de que las variaciones de nuestro comportamiento con relación a la norma son condicionadas por la tensión entre las percepciones que tenemos de nosotros mismos y de nuestro espacio vital. Hasta acá nos vamos encontrando con lo que es la psicología social. Y la psicología social comunitaria no es que sea algo tan distinto. Pero todo lo que hemos estudiado como psicología social, Alude a trabajos que están vinculados con algún tipo de encuadre. Inclusive las distintas ramas como la psicología laboral, institucional, organizacional, etcétera, implican determinadas características particulares del encuadre. Psicología institucional, ustedes van a ver que alude más que nada a un encuadre que está ligado a determinada institución, como puede ser una escuela, un hospital, una empresa, etcétera. Cuando es una empresa se le suele decir organizacional, o directamente, laboral.

Según el tipo y las características del encuadre, se van distinguiendo las especialidades. Porque se va acumulando mucho material, mucha experiencia con relación a cada uno de estos encuadres.

Yo les propongo pensar a la psicología comunitaria como aquella especialidad en la que tenemos que practicar en el campo mismo, donde el encuadre no lo creamos nosotros. Sino que nosotros formamos parte, tenemos que participar con la comunidad, para poder producir un estudio y algún efecto en función de lo que nos proponemos como deseable para esa comunidad.

Estos términos tenemos que tomarlos con mucho cuidado, como una aproximación, como títulos que después vamos a ir desarrollando. Porque no se trata de que yo me proponga algo y trate de que la comunidad haga lo que yo deseo.

Después vamos a decidir qué es lo que consideramos deseable, qué es lo que creemos que sería sano para una comunidad. Por ahora, lo concreto es que una de las características que vamos a tomar como propias del psicólogo comunitario, es que participa en la comunidad, que está, que debe estar inmerso en la comunidad, y que no cuenta con un encuadre definido como lo hay en las otras ramas de la psicología social.

a diferencia de la sociedad, que se funda en contratos, la comunidad se funda en pactos y formar parte de una comunidad implica tener un sentimiento de pertenencia que nos liga a esa comunidad. El sentimiento de pertenencia trasciende a las obligaciones establecidas por contrato. Podemos decir que en lo comunitario se manifiesta la subjetividad. Las relaciones comunitarias se basan en pactos que implican un compromiso subjetivo, un sentirse comprometido con el otro. A diferencia de las relaciones societales que se basan en la legalidad de lo contractual y donde no interviene la subjetividad, donde no participan los sentimientos. Entonces vamos a distinguir como comunitario, aquel ámbito donde nos sentimos subjetivamente comprometidos. Es importante tener en cuenta esto como herramienta cuando queremos analizar ciertos comportamientos grupales. Por ejemplo entre las personas ciegas suele darse una fuerte resistencia a reconocer su pertenencia a la comunidad de personas ciegas. No es raro escuchar que una persona ciega diga que lo único que tiene en común con los demás ciegos es el hecho de no ver. Son muchas las personas ciegas que no quieren ser identificadas como tales. Esto obviamente, tiene que ver con el rechazo del estigma. Tienen la impresión de que sentirse parte de una comunidad de personas ciegas implica la autosegregasión, la auto imposición del estigma. No se identifican y no aceptan ser identificados como ciegos por el aspecto negativo, por la privación que significa la ceguera. Todo esto tiene mucho que ver con lo que estamos hablando de la psicología comunitaria. Porque esto no está relacionado con ningún contrato. Nadie está contratado para ser ciego. Uno pertenece a la comunidad de ciegos en tanto se siente como perteneciente a esa comunidad. Entonces, vamos a ir viendo como en lo comunitario, lo que se manifiesta fundamentalmente, es la subjetividad.

En tanto lo social es la relación entre la subjetividad y lo contractual. Lo social es la forma en que la subjetividad se encuadra en lo contractual.

Cuando ustedes están haciendo un trabajo de dinámica grupal, establecen un encuadre en función del cual van a tratar de detectar los distintos roles aplicando las técnicas grupales. En un proceso grupal, a partir del encuadre establecido, ustedes van a tratar de detectar los diferentes roles, quién es el líder saboteador, quien es el que se hace cargo de la emergencia cuando en un momento dado, se pone de manifiesto algo que estaba latente en el grupo, etcétera.

Esto de poner un encuadre implica establecer una ley, implica trabajar en la relación entre la subjetividad y la ley.

En tanto en el trabajo comunitario nosotros tenemos que tratar de detectar esos emergentes, porque las categorías son las mismas, recuerden que sigue siendo psicología social, no estamos hablando de otra ciencia, . Pero tenemos que hacerlo en un ámbito dado, donde no hay un encuadre establecido por nosotros.

Si yo voy a trabajar en un hogar para madres adolescentes es una cosa, si me propongo ver cómo mejorar la forma en que opera esta institución, eso sería psicología institucional.

Pero si quiero actuar en un barrio donde se dan muchos casos de embarazos adolescentes, ya es otra historia. Ahí voy a tener que insertarme en un medio donde yo no pongo las condiciones, no pongo un encuadre. Ahí yo voy a ser un partícipe más dentro de esa comunidad. Un partícipe que trata de proponer cosas, de provocar intervenciones, de acuerdo con el rol que me toque jugar. Porque puedo llegar con la cara del funcionario o o con la cara del investigador, pero en todos los casos, tengo que acercarme a esa comunidad, pero no les puedo imponer las características del encuadre al que ellos se tienen que adecuar.

Yo diría que esta es una de las principales características que definen a la psicología social comunitaria.

Es una propuesta para seguir discutiendo, pero me parece que puede ser útil pensarlo de esta manera. Este tipo de intervenciones del psicólogo, generalmente se provocan en situaciones de riesgo. Cuando se trata de estudiar grupos violentos como por ejemplo, las barras bravas, se afrontan ciertos riesgos.

En esos casos no podemos establecer un encuadre y trabajar de acuerdo con las técnicas de la dinámica grupal que ya conocemos. Pero sí podemos insertarnos y participar a la par del grupo. Y hacer un estudio de cuáles son las características del líder, qué es lo que buscan aquellos que se identifican con ese líder y por qué buscan eso, de dónde vienen esos sujetos, qué tipo de construcción es la que está en la base de su imaginario y hace que necesiten identificarse con un líder de esas características. Para hacer un análisis de todo esto y producir intervenciones tendientes a modificar algo de la situación, el psicólogo comunitario no puede imponer un encuadre a ese grupo que está tratando de estudiar. Esto es lo que les propongo pensar como característico de la psicología comunitaria.

Porque estamos hablando de intervenir con la comunidad en función de lo que la comunidad ya es. Nosotros, los psicólogos, no le podemos crear una situación a la comunidad. Si interactuamos con grupos que se avienen a trabajar dentro de un marco institucional, tenemos muchas posibilidades con todas las herramientas que nos da la psicología social. Pero de no ser así, nosotros tenemos que ver de qué manera nos podemos acercar a esos sujetos. El psicólogo comunitario es ese, el que tiene que meterse dentro de la comunidad para intervenir en las situaciones, en vez de meter a la comunidad en las instituciones. Cuando las situaciones conflictivas se dan en sectores de la comunidad que no se avienen a la intervención institucional, la psicología social debe ir a la comunidad y esa es la tarea del psicólogo comunitario. Este diferenciar la psicología comunitaria no es un mero capricho de erudición, implica pensar en modalidades de abordaje también diferentes. No vamos a ignorar todo lo que aprendimos de la psicología social. Vamos a tratar de aprovechar todos los conceptos que traemos, pero revisándolos desde una perspectiva que les va a imponer ciertas modificaciones. No vamos a poder hacer una intervención de la misma manera que con un grupo que está predispuesto a escuchar nuestras intervenciones. Porque nos podemos encontrar con grupos que no estén dispuestos a escuchar nuestras intervenciones. Sin embargo vamos a tener que producir intervenciones. Y lo vamos a hacer por medio de acciones que puedan llegar a provocar la reflexión . Esto en algunos casos es bastante difícil, pero es la tarea propia del psicólogo comunitario y es lo que vamos a tratar de estudiar en este cuatrimestre.

Vamos a ir desarrollando distintas modalidades de abordaje.

Las intervenciones del psicólogo comunitario se basan por lo general en una técnica que ustedes tal vez vieron en metodología cualitativa, que es la investigación-acción.

Que como el nombre lo dice, se trata de investigar actuando dentro de la comunidad. Si quieren tener un ejemplo de lo que es investigación-acción, les sugiero leer un trabajo de Erving Goffman que no está recomendado en el programa, pero es interesante, y se tiene como modelo desde hace varios años, porque está escrito en una forma bastante accesible. (Internados, ensayos sobre la situación social de los enfermos mentales, Amorrortu, Buenos Aires 1994), Goffman se especializó en el estudio de la influencia de los significados y los símbolos sobre la acción y la interacción humana y está considerado como pionero en el estudio de las interacciones cara a cara o micro sociología. En ese trabajo lo que hizo Goffman fue insertarse en un hospital de psiquiatría como profesor de gimnasia, pero se preocupó de tomar distancia para que no lo confundieran con un psiquiatra. Así se pudo ganar la confianza de los internos y estudiar el efecto del discurso psiquiátrico sobre los pacientes. Sus acciones le permitieron acercarse a esos sujetos y así pudo conocer algo de lo que ellos pensaban con respecto a la propuesta terapéutica de los médicos psiquiatras. Es un trabajo muy interesante. Si quieren verlo les puedo facilitar el texto escaneado. Creo que la investigación-acción es una de las principales herramientas con que cuenta el psicólogo comunitario. También vamos a ver el trabajo de Rosana Guber sobre observación participante, que también es investigación-acción. Me parece que realmente tenemos un campo de acción bastante interesante. Lo primero que tenemos que ver al abordar determinada situación, es qué es lo que nos proponemos cambiar.

Porque el psicólogo comunitario no va a insertarse en un grupo como mero erudito para analizar un bicho que está ahí, bajo el microscopio, describir las características y nada más. Cuando nos acercamos a un grupo es porque algo nos llama la atención. Entonces tenemos que empezar por analizar en nosotros, qué es lo que nos interesa, que es lo que nos preocupa con relación a ese grupo. Y qué efectos buscamos, qué cambios queremos producir. Porque si nos acercamos a una comunidad, si nos insertamos en un grupo humano, no es por divertirnos ni por satisfacer una curiosidad, es porque ahí hay alguna problemática que nos llama la atención, algo que necesitamos entender.